viernes, 17 de febrero de 2012

Voces que calientan el corazoncito fatigado...

El largo camino recorrido me mantiene en un estado de “me la pela todo”, que empieza a ser preocupante. Estos días he tenido miedo. Un miedo sordo que me ha hecho rebobinar el año 2011 enterito.
Ayer fue un día muy largo, muy extraño desde el amanecer. La espera para salir, la espera para ser recibida… La sensación de estar sola sin estarlo: Pepinillo me acompaña, Mario conduce, Alfi llegará desde Madrid. Y mi soledad no puede paliarse con un tío conectado por las dos orejas a la Cope. Cuando le hablo no me oye, cuando me habla grita y retumba la sala de espera…
Desde aquí se irá al AVE que le llevará a Valencia, y no puede perderse el programita de cada mañana…
Salgo a fumar, porque si me quedo sentada junto al “conectado” le canto dos yoyas.
Cada persona que entra en la consulta tarda una hora, se supone que voy la tercera y acaba de entrar la segunda…  Suena mi móvil y la voz suave y reposada de mi pequeño gran Fernando, me inunda de calor. Y mi soledad ya no lo es tanto. Este niño es tan grande por dentro como por fuera, mi Ceditas estaba muy orgullosa de sus retoños y, ahora lo estará más aún.
Si realmente existe un lugar desde el que nos cuidan y protegen, a mi hermana tendrán que agrandarle la “parcela”.
Mi Patu no podía estar ayer conmigo. No la llamé hasta después, porque yo sé que el hecho de pasar por la cercanía de PdH, le produce un impacto emocional enorme. No quise hacerle pasar por semejante trago. Y si no tuviera un rinconcito donde descargar mis Insomnias, nadie se hubiera enterado…
Gracias Fernando.
Tu inservible madrina se sintió ayer muy protegida gracias a ti. Quizá porque los que viven el día a día piensan que todo está dicho, que se sobreentiende, que no hacen falta las palabras. Pero sí que hacen falta, sí. Nunca están de más. Son imprescindibles en determinados momentos. Las palabras expresan los sentimientos, nadie tiene que interpretarnos si sabemos comunicarnos.
Gracias chiquitín. Te quiero. Mucho.

martes, 7 de febrero de 2012

Catarsis...

Febrero avanza inexorable mientras mi cabeza se desordena una vez más.
Mi ánimo es incapaz de levantar el vuelo, mi hermana es un vacío inmenso que no consigo llenar y que cada día me golpea con una fuerza increíble.
Ayer tenían que hacerme una prueba de revisión, mamografía (más de dos años han pasado desde la última). Una vez realizada, siéntese y espere un poquito… Quince minutos más tarde me llaman de nuevo y proceden a realizar ecografía de la zona, durante una hora aproximadamente. Encuentran cosas que analizan y fotografían mientras comentan entre ellas (dos médicos del género femenino a quienes me niego a llamar médicas). ¿Me estoy empezando a asustar?
El miedo es un visitante inesperado, nadie le llama pero aparece y se hace notar.
Cuando salgo me encuentro a mi marido frente a la puerta con los ojos tan abiertos, que parece un Seat 600. ¿Qué ha pasado?
Le cuento mientras recorremos los interminables pasillos de la clínica, intento quitarle hierro al asunto pero quizá no me ha salido bien… También puede ser que estoy cansada de ser una roca en la que todo reposa, y necesito reposar yo.
Así que, digo lo que siento, y la recomendación de la médico: quitar esas cositas.
Hoy es el día siguiente, dos pastillas de orfidal y despierta desde las cinco.
Una mañana improductiva de siete horas y media por delante, continúo esperando una solución a mi jubilación parcial… Quiero que se les caiga la cara de vergüenza, de verme aquí sentada en una mesita minúscula, sin contenido, en un ordenador –que no es el mío- al que el teclado le funciona como el culo. Con mi puesto ocupado por otra persona y mi jefa de los nervios. Sé que les encantaría no verme –a todos- pero intento que me vean y mucho. Aunque sólo sea por joder.
2012, año par, pensaba que 2011 ya había apaleado bastante a esta familia, y ahora no sé qué pensar. Incluso no sé si pensar o pararme. Vaciar el cerebro, cerrar el corazón a cal y canto, y dejarme llevar pase lo que pase.
Catarsis.
Estreno del Blog en este año que se presenta inquietante.
Catarsis.